Retiro de las esculturas del Fidel y el “Che”, en la alcaldía Cuauhtémoc, “batalla cultural” de la ultraderecha mexicana
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Retiro de las esculturas del Fidel y el “Che”, en la alcaldía Cuauhtémoc, “batalla cultural” de la ultraderecha mexicana

Enrique Iturralde Chaparro

La remoción de las esculturas de Fidel Castro y Ernesto “Che” Guevara, del Jardín Tabacalera en la Ciudad de México, por parte de la alcaldía Cuauhtémoc, va más allá de ser un simple acto de reordenamiento del espacio público que despertó polémica en las redes. Obedece a una decisión autoritaria e ideológica, enmarcada en un pensamiento conocido como “batalla cultural” que, entre otras cuestiones, pretende borrar de la memoria colectiva las luchas sociales, para reivindicar modelos del liberalismo autoritario, el capitalismo salvaje y el fascismo.

La intempestiva decisión de la titular de la alcaldía Cuauhtémoc por quitar de manera arbitraria y sin los permisos correspondientes el monumento de la colonia Tabacalera parecería, a simple vista, un acto mal planeado. En realidad, se concatena a una serie de hechos recientes que revelan un patrón de conducta ideológico y político muy específicos por parte de la alcaldesa, quien parece haberse radicalizado hacia la derecha.

Alessandra Rojo de la Vega, nueva figura del conservadurismo radical

Alessandra Rojo de la Vega comenzó en la vida pública como parte del equipo de redes sociales del gobierno de Enrique Peña Nieto. Fue diputada por el Partido Verde Ecologista de México y ciertamente apoyó algunas iniciativas en defensa de los derechos de las mujeres, como la Ley Olimpia.

En 2021 trabajó como directora general de Desarrollo Social en la alcaldía Miguel Hidalgo, bajo el mando del panista Mauricio Tabe. En 2024 fue elegida alcaldesa de la Cuauhtémoc, representando a la coalición Fuerza y Corazón por México (PRI-PAN-PRD), después de un presunto atentado que sufrió el 11 de mayo de ese año. El suceso derivó en cuestionamientos de la entonces candidata respecto a la investigación de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México, sobre los hechos y la captura del presunto agresor. Aseguró que el acto delictivo había sido perpetrado para callarla y hacerla renunciar a su candidatura.

Ya como alcaldesa en Cuauhtémoc, Rojo de la Vega ha estado al centro de una serie de hechos controversiales. El primero de ellos, el desalojo del Multiforo Cultural Alicia (símbolo de la diversidad cultural en la capital), el 30 de mayo de 2025. Durante un concierto del artista vasco Fermín Muguruza, elementos de la Guardia Nacional (GN) y la Secretaría de Seguridad Ciudadana irrumpieron en el lugar con armas largas, ordenando desalojar el recinto.

Rojo de la Vega se deslindó de los hechos y culpó al Gobierno de la Ciudad de México, al que acusó de ineficiente y de ejercer la censura. No obstante, Ignacio Pineda, un integrante del centro cultural afectado, relató en un video subido a redes que se trató de un acto deliberado para provocar la violencia en el lugar. Horas antes de los hechos, se habrían presentado en el Alicia un inspector y un policía de la Cuauhtémoc (que se identificó como “Jefe de Sector de Santa María la Ribera”), para amagar con clausurarlos por supuestas “irregularidades en su funcionamiento”.

El acto represivo derivó en la destitución de dos mandos policiacos por parte de la Secretaría de Seguridad de la Ciudad de México, pues es el gobierno de la capital el que coordina la participación de la GN con los cuerpos policiacos federales y locales, a petición de alguna entidad institucional. Por su parte, la alcaldesa de la Cuauhtémoc siguió negando la participación de su personal en la provocación.

Otro acto controvertido fue el viaje de la titular de la Cuauhtémoc a Madrid, a principios de julio, para participar en el XVIII Foro Atlántico, organizado por la Fundación Internacional para la Libertad, un centro de difusión global del pensamiento liberal autoritario.

Fundada por el escritor Mario Vargas Llosa, la asociación tiene conexión con toda una red de “think-thanks” similares, como el Atlas Network, organización que ha respaldado a Donald Trump, Javier Milei, Giorgia Meloni y José Antonio Kant, entre otras figuras del conservadurismo radical.

Atlas Network ha sido señalada por activistas digitales, como Julián Macías, de emprender y financiar campañas de guerra sucia, en el terreno digital y presencial, para desestabilizar gobiernos progresistas en Latinoamérica y otras regiones del mundo.

Otra de las organizaciones relacionadas es Caminos a la Libetad, del polémico empresario Ricardo Salinas Pliego. El 7 de julio, Rojo de la Vega se reunió con Isabel Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid y figura representativa de la ultraderecha española, conocida por su discurso antifeminista. Ante varios señalamientos sobre de dónde se financió ese viaje, Rojo de la Vega respondió que el viaje fue “pagado” por la fundación anfitriona.

La “batalla cultural” de la ultraderecha global

Estimulada por la ola de reacciones en el entorno mediático que generó la decisión de retirar el monumento a Fidel y el “Che”, y la visibilidad que esto le retribuyó, Alessandra Rojo de la Vega siguió publicando mensajes en redes y dando declaraciones a medios. Pronto evidenció que las motivaciones para retirarlas fueron más políticas que administrativas. Señaló en mensajes en X que las esculturas representan a “regímenes represores”, y que “el asesino es asesino, sea de derecha, centro o izquierda”.

La versión de Rojo de la Vega proviene de un enfoque ultraconservador, que reduce la historia de la Revolución Cubana a fusilamientos y ataques militares que se desempeñaron para derrocar al régimen entreguista de Fulgencio Batista, en 1959. Dicha visión acusa de autoritario al régimen revolucionario por no ceder a las presiones de los órganos internacionales que regulan a las “democracias liberales”, y que por lo general se encuentran alineados a los intereses del injerencismo de Occidente.

Ese enfoque, supuestamente demócrata-liberal, suele minimizar, negar o ignorar el bloqueo económico por más de 50 años a Cuba, el cual vulnera los derechos humanos de los cubanos y se correlaciona con el hecho de que traten de huir de Cuba.

Este tipo de negacionismos pertenecen a una estrategia minuciosamente elaborada por los centros de producción de propaganda ideológica del ultraconservadurismo global. Es lo que denominan “batalla cultural”. Se basa en los libros del ideólogo de ultraderecha Agustín Laje, artífice del triunfo de Javier Milei en Argentina, pero también de otros autores, como el propio Milei o la influencer guatemalteca Gloria Álvarez.

La teoría de la “batalla cultural” propone la formación de una “nueva derecha” que integre a libertarios no progresistas, patriotas no estatistas, conservadores y otras tribus ultras, para establecer una oposición común y radical al progresismo, al que denominan “woke” (Saferstein, 2024 p. 125).

Los principales objetivos de la “batalla cultural” son enfrentar los avances en materia de luchas sociales y derechos humanos en las últimas décadas, centrándose principalmente en las luchas feminista o LGBTI+, a las que llaman “ideología de género”.

Aunque otras de sus grandes críticas son al “maxismo cultural”, en realidad se reapropian de conceptos de los principales pensadores posmarxistas, dándoles una lectura ultraconservadora. Por ejemplo, retoman los términos de hegemonía y contrahegemonía, de Gramsci, para asumir ellos el papel de minoría discriminada (una “minoría” heteropatriarcal, cristiana y generalmente, blanca), que se “rebela” en contra de la maldad de la “dictadura de la corrección política” (Saferstein, 2024 p. 122), para reivindicar los discursos del clasismo, el racismo, el machismo y demás premisas culturales de un individualismo atomicista, que es la base del funcionamiento del neoliberalismo salvaje.

En realidad, no es una estrategia novedosa. En su libro Mitologías, de mediados del siglo pasado, Roland Barthes ya advertía sobre el discurso ideológico de derechas, en el que la burguesía se “exnomina”, se trata de invisibilizar de las retóricas cotidianas, para presentar una proyección del mundo al revés y naturalizar las relaciones de dominación.

Remoción de las figuras de Fidel y el “Che”, un acto ideológico y autoritario

En el caso de la remoción del monumento “Encuentro”, realizado por el escultor Óscar Ponzanelli para conmemorar el día en que se conocieron Fidel y el “Che”, en la Ciudad de México, se trató de una decisión autoritaria e ideológica, enmarcada en un negacionismo de ultraderecha. Una versión parcial y muy conservadora de un momento histórico, que para otros sectores de la sociedad mexicana representa una ruptura soberana ante las estrategias neocolonialistas estadunidenses.

El acto simbólico de la remoción del monumento pertenece al mismo lado de la moneda de quienes se oponen a las protestas contra la gentrificación en la Ciudad de México o defienden los discursos misóginos del “Chicharito” Hernández o de Salinas Pliego, en redes.

Ciertamente, como alegan algunos usuarios de plataformas, también se han removido objetos que conmemoran a figuras muy admiradas por el negacionismo de derecha, como Cristóbal Colón o Gustavo Díaz Ordaz. Es una disputa simbólica entre quienes están a favor o en contra de los avances de las luchas sociales y los derechos humanos. Corresponde a las fuerzas progresistas no bajar la guardia ante los embates culturales del ultraconservadurismo global.

@EnriqueIturralde1

30 de julio de 2025