Norma Irene de la Cruz*
En los últimos nueve meses, el Instituto Nacional Electoral ha enfocado sus esfuerzos en instrumentar una elección de primera generación: la del Poder Judicial de la Federación. Han sido cerca de 270 días en los que, de manera ardua y detallada, se planeó lo necesario para que el primero de junio la ciudadanía pudiera acudir a las urnas a emitir su voto en favor de alguna de las 3 mil 996 candidaturas.
La cantidad de horas-hombre invertidas es proporcional a la magnitud del proceso electoral. Lo novedoso de estos comicios ha conllevado una serie de retos pero, sobre todo, una nueva forma de hacer elecciones. Durante este periodo, bastante reducido, el INE encontró nuevas fórmulas para atender los requerimientos de la elección, siempre haciendo uso de su amplia experiencia y teniendo como eje los principios de legalidad, certeza, imparcialidad, objetividad, independencia y transparencia.
La culminación de algunas de las etapas de este proceso, como las de preparación, jornada y cómputos distritales, abre la puerta a las primeras reflexiones sobre los resultados obtenidos durante éstas. Uno de los valores más característicos del órgano electoral es su profesionalización, la cual descansa en la muy necesaria introspección sobre cómo se ejerció la función que el Estado le ha encomendado.
Sin embargo, en un primer análisis de estos comicios destaca el acompañamiento de la ciudadanía a las labores de organización del Instituto Nacional Electoral, refrendando la confianza que se tiene en esta autoridad administrativa electoral.
Este pacto entre la ciudadanía y el INE queda reflejado en algunos hechos. Por ejemplo, la instalación del 99.98% de las 83 mil 974 casillas previstas para este ejercicio. Fueron únicamente 16 casos en los que las condiciones no permitieron a la ciudadanía investida como funcionariado de casilla poner en marcha lo necesario para que las personas de una determinada sección sufragaran.
Cifra que se asemeja, aun tomando en cuenta las debidas diferencias respecto a la cantidad de casillas, a las obtenidas en el pasado proceso electoral 2023-2024 en el que se instalaron el 99.85%, en el de 2018 con el 99.90%, en el de 2012 con el 99.99% y el de 2006 con el 99.99%. Son 19 años ininterrumpidos en los que se ha mantenido éste estándar tan importante.
La renovación por voto popular del Poder Judicial de la Federación se enmarcó en un contexto de alta crispación. A pesar de ello, la ciudadanía atendió el llamado que hizo el Instituto para integrar las Mesas Directivas de Casilla y así lograr su instalación. Las cifras obtenidas reafirman que las y los mexicanos han hecho propios los procesos electorales y saben que su participación al frente de las casillas es indispensable.
De acuerdo con los datos del Sistema de Información de la Jornada Electoral (SIJE) del INE, el 98.89% de las y los presidentes de Mesa Directiva de Casilla fueron propietarios. Tan sólo el 0.8% de las presidencias estuvieron encabezadas por las personas suplentes y, el 0.2% tuvieron que ser tomadas de la fila ante la inasistencia de los dos anteriores. Este primero de junio, imperó el sentido del deber de la ciudadanía que fue insaculada por el Consejo General del INE para recibir los votos.
También es importante señalar que el 99.96% de las casillas contaron con la presencia de al menos cinco funcionarios de casilla, es decir, su presidencia, primera secretaría, segunda secretaría, primera persona escrutadora y segunda persona escrutadora de las 8 figuras previstas en total, mientras que poco más de 100 mil personas ejercieron las funciones de tercer, cuarto y quinto escrutador.
La instalación de casi el total de las casillas es un logro de equipo, pues conlleva la voluntad y compromiso de las personas capacitadoras asistentes electorales y supervisoras electorales que convencieron a la ciudadanía seleccionada para integrar las Mesas Directivas. Para darnos una idea, ello implicó que cada una de las y los 21 mil 350 capacitadores electorales convenció a 23 personas de participar como funcionaria o funcionario de casilla, las cuales sí se presentaron para ejercer sus funciones.
Detrás de estos números, claramente hay mujeres y hombres comprometidos con la democracia como Yaritza Arredondo en el Distrito 04 de Sinaloa y Orlando Gómez en el Distrito 02 de Chiapas, ambos con 19 años, quienes fungieron como supervisores electorales. También está Karina Celis en el Distrito 04 en Juárez, Chihuahua y Alexis Ramos en el Distrito 18 de Zongolica, Veracruz, jóvenes de 18 años, que participaron como personas capacitadoras asistentes electorales.
Esta es una muestra de cómo la juventud participa y se involucra en el desarrollo de las actividades electorales, no sólo como personas electoras, sino también como parte de su desarrollo laboral. La convergencia de las generaciones más jóvenes en los asuntos más relevantes en la organización de los comicios es uno de los grandes baluartes del Instituto Nacional Electoral.
En el funcionariado de casilla, las personas electoras encontraron desde jóvenes de 18 años, algunos votando por primera vez, hasta adultos de más de 90 años. En todos ellos, el compromiso cívico los llevó a estar desde las 7:30 de la mañana preparando la casilla, recibiendo todo el día los votos de sus vecinas y vecinos y entregando paquetes en las sedes de las Juntas Distritales, en algunos casos pasadas las 10 de la noche.
Las y los ciudadanos que formaron parte de las Mesas Directivas de Casilla una vez iniciada la jornada son la máxima autoridad electoral en ella. Ellas y ellos actúan, con base en lo que les fue enseñado durante la capacitación, definiendo cómo organizar las filas de personas electoras, atendiendo las dudas de la ciudadanía y en su caso, señalando las incidencias que pudieran afectar la votación.
Es importante precisar que en total se presentaron 2 mil 049 incidentes durante la jornada electoral, mil 605 incidentes menos que en el pasado proceso 2023- 2024, considerado el más grande en la historia de las elecciones en México, lo que implica que menos del 1% de las casillas presentaron algún hecho que afectó la emisión del sufragio.
Los resultados de la votación y las pocas incidencias presentadas, son también reflejo del esfuerzo que las personas funcionarias de casilla hicieron para que el voto pudiera emitirse en condiciones de libertad, secrecía y universalidad. Ello no debe olvidarse, sino reconocerse y exaltarse.
El involucramiento de la ciudadanía en los ejercicios democráticos tiene muchas aristas. Una de las más relevantes para este órgano electoral es su participación como parte del funcionariado de Mesa Directiva de Casilla, ya que da muestra de la confianza que impera hacia el órgano electoral. Si bien se reconoce que la afluencia de las y los electores a las casillas para votar es relevante para cualquier análisis sobre los resultados electorales, ésta será objeto de otras disertaciones con mayor profundidad.
La voluntad para acompañar las actividades necesarias para la realización de las elecciones ha sido clave en la consolidación del voto como el medio para tomar las decisiones colectivas. El que las casillas estén integradas por vecinas y vecinos, da certeza de que los resultados emanados de las urnas reflejan verídicamente la voluntad popular. Por ello, en México es una realidad que las elecciones las hacen las y los ciudadanos.
Por el esfuerzo, las horas y el compromiso vertido el pasado domingo primero de junio, una jornada inédita e histórica, no queda más que agradecer a todas las personas funcionarias de Mesa Directiva de Casilla. Gracias por, una vez más, acompañar al INE, y convertirse en uno de los pilares de la democracia.
*Consejera del Instituto Nacional Electoral