Ifigenia Martínez
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Ifigenia Martínez

René Juvenal Bejarano Martínez

Ifigenia Martínez (1925) fue una economista, académica y política mexicana que desempeñó un papel fundamental en la vida pública del país. Conocida por su destacada trayectoria como una de las economistas más influyentes de México, además de su labor política y su lucha en favor de la justicia social, la equidad de género y el fortalecimiento de las instituciones democráticas. A lo largo de su carrera, fuepionera en abrir espacios para las mujeres en la política y la academia en un contexto históricamente dominado por los hombres.

Ifigenia Martínez nació en la Ciudad de México el 16 de octubre de 1925. Desde joven mostró un gran interés por los temas económicos y sociales, lo que la llevó a estudiar Economía en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). En su formación académica, Martínez fue la primera mujer en obtener el título de licenciada en Economía por esta prestigiosa universidad. Posteriormente, continuó su formación en la Universidad de Harvard y en la Universidad de Cambridge, donde se especializó en finanzas públicas y desarrollo económico.

A lo largo de su vida, ocupó diversos cargos en la administración pública, la política y la academia, destacándose siempre por su conocimiento técnico y su defensa de políticas orientadas al bienestar social.

En el ámbito académico, Ifigenia Martínez se convirtió enuna figura clave en la formación de varias generaciones de economistas mexicanos. Fue fundadora de la Escuela Nacional de Economía de la UNAM, que posteriormente se convirtió en la Facultad de Economía. Además de ser profesora en impartió clases en diversas universidades internacionales, y sus investigaciones se han centrado en temas de desarrollo económico, finanzas públicas y política fiscal.

La Maestra Ifigenia fue una firme defensora del pensamiento económico crítico, y sus aportaciones teóricas y prácticas influyeron en la discusión de las políticas económicas de México durante décadas. En su trabajo académico destacó la importancia de una política económica que favoreciera la distribución equitativa de la riqueza y la justicia social, temas que también ha promovido en su carrera política.

En la arena política, Ifigenia Martínez fue una de las fundadoras de la Corriente Crítica del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el año de 1987, un movimiento que buscaba reformar al partido desde dentro y que posteriormente dio lugar a la creación de la Corriente Democrática junto con figuras como Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo. Este movimiento fue crucial para el nacimiento del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en 1989, uno de los partidos más importantes de la izquierda en México.

A lo largo de su carrera política, Martínez fue senadora y diputada federal en varias legislaturas. Como legisladora, defendió temas como la justicia fiscal, los derechos de las mujeres, la transparencia y la rendición de cuentas en el gobierno, y la equidad en el desarrollo económico. Su experiencia como economista le permitió aportar un enfoque técnico y riguroso en la creación de políticas públicas que priorizaran a los sectores más desprotegidos de la sociedad.

Durante su mandato como senadora en la década de 2010, continuó promoviendo los ideales de justicia social y democracia que marcaron su carrera política, trabajando para fortalecer el papel del Estado en la economía y luchar contra la desigualdad en México. Además, la Maestra Ifigenia se convirtió en una figura clave en la defensa de la soberanía nacional, criticando las políticas neoliberales que, según ella, han incrementado las disparidades sociales en el país.

Ifigenia Martínez es, aún ahora, una de las figuras más respetadas en la política y la academia mexicana. Su carrera es un ejemplo de integridad y compromiso con los valores de la justicia social y el desarrollo económico inclusivo. Como mujer pionera en el ámbito de la economía y la política en México, abrió puertas para las generaciones futuras, y su lucha por la equidad de género y la justicia sigue siendo una referencia importante para quienes buscan un cambio social y político en el país.

Además de su legado en la política y la economía, Martínez fue reconocida por su defensa de los derechos de las mujeres en una sociedad donde las mujeres han tenido históricamente dificultades para acceder a puestos de poder. A lo largo de su vida, ha sido una firme defensora de la igualdad de oportunidades y de la necesidad de que las mujeres tengan un papel más prominente en la toma de decisiones.

En 2020, la UNAM le otorgó el grado de Doctora Honoris Causa, un reconocimiento a su incansable trabajo y su contribución al desarrollo académico y político de México. A sus más de 94 años, Ifigenia Martínez seguía siendo una voz influyente y respetada en los debates nacionales sobre política económica y social, demostrando su compromiso permanente con la construcción de un México más justo e igualitario.

La vida y obra de Ifigenia Martínez Viuda de Navarrete destacan por su impacto en la vida política y económica de México. Su carrera está marcada por su dedicación a la academia, su lucha por la justicia social y su contribución a la política mexicana, en especial en su papel como pionera de la izquierda en el país. Su legado sigue vigente y su influencia ha sido determinante en el desarrollo de políticas públicas orientadas a mejorar las condiciones de vida de los sectores más vulnerables de la sociedad mexicana.

Ifigenia Martínez Viuda de Navarrete sostuvo una vasta trayectoria tanto en el ámbito académico como en el político, lo que ha dejado una huella profunda en las políticas económicas y en la formación de economistas en México. A lo largo de su vida, fue reconocida por sus contribuciones teóricas en economía, especialmente en temas de desarrollo económico y finanzas públicas. Su formación académica en universidades prestigiosas como Harvard y Cambridge le permitió desarrollar una visión crítica y técnica de la economía, que fue clave en su papel en la academia y la administración pública mexicana.

Ifigenia Martínez es reconocida por haber impulsado el pensamiento crítico en la economía mexicana, orientado hacia el desarrollo económico con justicia social. Su obra académica se refleja principalmente en los artículos y conferencias que dictó en diversos foros internacionales, así como en su papel como formadora de economistas en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Uno de sus logros más significativos fue ser fundadora de la Escuela Nacional de Economía, que posteriormente se transformaría en la Facultad de Economía de la UNAM. Este proyecto no solo consolidó una base sólida para la enseñanza de la economía en México, sino que también fue clave para la creación de generaciones de economistas comprometidos con el análisis crítico de las políticas económicas y su impacto en la población más vulnerable.

Martínez también fue autora de diversos estudios y ponencias sobre las políticas fiscales en México, poniendo énfasis en la necesidad de una política fiscal progresiva que combatiera la desigualdad. Sus investigaciones se enfocaron en demostrar cómo las políticas económicas pueden contribuir a reducir las disparidades sociales y mejorar la redistribución de la riqueza. En sus clases y conferencias, destacó la importancia de las finanzas públicas como herramienta para lograr un crecimiento equitativo y para sostener el desarrollo social.

Además de su labor en la UNAM, la Maestra Ifigenia trabajó en diversos organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización de las Naciones Unidas (ONU), donde sus aportaciones se centraron en el análisis económico de países en vías de desarrollo, especialmente en América Latina. Sus estudios sobre el impacto de las políticas de austeridad y los ajustes estructurales en los países latinoamericanos influyeron en la formulación de políticas más sensibles a las necesidades de las poblaciones vulnerables.

En resumen, su obra académica no solo está en la escritura, sino en su labor como pionera en la educación económica en México y en su participación en foros internacionales, siempre promoviendo un enfoque económico que contemple el bienestar de la sociedad en su conjunto, más allá de los indicadores macroeconómicos.

El 7 de octubre de 2021, el Senado de la República otorgó a Ifigenia Martínez la Medalla Belisario Domínguez, uno de los más altos honores en México, que se otorga a ciudadanos que han destacado por su servicio a la nación y por su contribución al bienestar del país. Este reconocimiento es especialmente significativo, ya que pone de relieve su papel no solo como una de las más destacadas economistas y políticas del país, sino también como una defensora incansable de los derechos de las mujeres y de los sectores más desprotegidos.

La Medalla Belisario Domínguez es otorgada en memoria del senador chiapaneco Belisario Domínguez, quien en 1913 denunció la dictadura de Victoriano Huerta y fue asesinado por ello. Esta medalla reconoce a quienes, como Domínguez, han mostrado valor y compromiso con la democracia y la justicia social, valores que Ifigenia Martínez ha defendido a lo largo de su vida.

Durante la ceremonia, se destacó la influencia de Martínez en la creación del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y su papel como una de las fundadoras de la Corriente Democrática dentro del PRI, lo que representó un parteaguas en la política mexicana. A través de su trabajo político y académico, ha sido una constante promotora de la equidad, el bienestar económico y el fortalecimiento de las instituciones democráticas.

La Medalla Belisario Domínguez también reconoció su esfuerzo en la lucha por los derechos de las mujeres. A lo largo de su carrera, Martínez ha abogado por la igualdad de género en un campo, el de la política y la economía, que tradicionalmente ha sido dominado por hombres. Su labor ha abierto caminos para las mujeres en la política, y su legado sigue vigente en las luchas actuales por la igualdad de derechos.

La entrega de la Medalla Belisario Domínguez a Ifigenia Martínez resalta su capacidad para influir en las decisiones económicas y políticas de México a lo largo de varias décadas. Como economista y política, ha sido una voz crítica contra las políticas neoliberales que, según su análisis, aumentan la desigualdad y profundizan las crisis sociales.

El reconocimiento también fue un homenaje a su trayectoria en la academia, su impulso en la fundación de la Facultad de Economía de la UNAM y su labor como legisladora en favor de una política económica más justa. Al recibir la medalla, Martínez reiteró su compromiso con los principios de la democracia y la justicia social, y subrayó la importancia de que México continúe trabajando hacia la equidad y el bienestar común.

Su influencia ha sido clave para la construcción de un México más justo, y su legado se extiende a través de las instituciones que ayudó a formar y las políticas que promovió a lo largo de su vida. La Medalla Belisario Domínguez es, en este sentido, una culminación de una vida dedicada al servicio público, la enseñanza y la lucha por un país más equitativo.

También fue una destacada militante del partido Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) baluarte de apoyo a las diversas campañas de Andrés Manuel López Obrador y a su obra como Presidente de la República. 

Recientemente fue firme impulsora de la candidatura de Claudia Sheimbaum y en honor y reconocimiento a su trayectoria le correspondió como Presidenta de la Cámara de Diputados, colocarle a Claudia, la Banda Presidencial.

En ese entonces ya no pudo pronunciar su discurso que llevaba preparado pero el cual se publicó integro en el periódico La Jornada

Hoy nos encontramos aquí, en este recinto solemne de la democracia mexicana, como testigos de un momento que marca un antes y un después en nuestra historia: la toma de protesta de la doctora Claudia Sheimbaum Pardo como la primera mujer Presidenta de México. 

“Su llegada a la Presidencia es la culminación de una lucha que hemos atravesado generaciones enteras de mujeres, quienes con valentía desafiamos los límites de nuestros tiempos. Hoy, junto con ella, llegamos todas y abrimos paso a una nueva era. 

“Yo misma, que he recorrido tantas batallas por la democracia y la justicia, me siento profundamente honradade presenciar este triunfo histórico. En 1988 formé parte de la Corriente Democrática de Izquierda en México, una lucha que, junto a muchas y muchos, iniciamos con la firme convicción de que el cambio verdadero era posible.

“Hoy, esas convicciones han rendido fruto. No sólo tenemos una Presidenta, sino que se vislumbra un presente donde las mujeres participemos en condiciones de igualdad en la construcción de futuros posibles y deseables para nuestra patria. Ser parte de de esa transmisión histórica del Poder Ejecutivo y entregar la Banda Presidencial a la primera Presidenta es uno de los mayores honores de mi vida.

Agradezco profundamente la confianza de mis compañeras y compañeros legisladores para desempeñar este acto simbólico, que representa no sólo un punto de inflexión en la historia, sino también el triunfo de nuestros valores: igualdad, justicia y democracia. Hoy, las mujeres, junto a los hombres, estamos listas para continuar construyendo el país que soñamos. El de un México libre e igualitario.

“Un país donde el liderazgo femenino dejará de ser la excepción, para convertirse en norma.

“Desde esta soberanía, le decimos que no está sola. Que la lucha por la justicia y por la igualdad es de todas y de todos. Y que no descansaremos hasta lograr una democracia plena, donde no haya distinción de género, clase o condición. Que nuestras diferencias no nos dividan, sino que sean la fuente de propuestas y de soluciones compartidas a los distintos retos que enfrentamos.

“Hoy, más que nunca, necesitamos tender puentes entre todas las fuerzas políticas, dialogar sobre nuestras divergencias y construir, juntas y juntos, un país más justo y solidario.

“Es tiempo de altura de miras. Es tiempo de construir nuevos horizontes y realidades. Es tiempo de mujeres.

“Sigamos dejando huella.”

Sea esta la ocasión para valorar los últimos renglones de su mensaje. 

La obra académica y política de Ifigenia Martínez ha dejado una profunda huella en el desarrollo de la economía en México. Su papel en la formación de economistas, su influencia en la política fiscal y su legado académico y político sigue siendo una fuente de inspiración para futuras generaciones, especialmente en la búsqueda de justicia social y equidad de género en México y su legado será recordadopor muchas generaciones como una gran mujer. 

Hoy, mientras el sol parece abrirse con el nuevo resplandor de una gran nueva era, me siento a escribir estas palabras en memoria de una mujer excepcional, una maestra cuya luz iluminó a tantos y cuya partida deja un vacío que me entristece. Ifigenia Martínez nos ha dejado el sábado cinco de octubre de 2024, pero su legado, su ejemplo, persiste.

La conocí primero en los textos, en las aulas universitariasde mis estudios de economía. En aquellos años de juventud, sus trabajos académicos eran lecturas obligadas, guías que desentrañaban los secretos de la economía mexicana con una claridad que pocos alcanzaban. Recuerdo cómo, al leer sus análisis, comprendí que la economía no era solo números o políticas frías; era una herramienta de justicia, un motor para cambiar las condiciones de los más desfavorecidos. Ya entonces, admiraba su inteligencia, su rigor, su pasión por entender el mundo y mejorarlo.

Pero fue en la palestra política donde verdaderamente conocí a la Maestra Ifigenia, allá por octubre de 1987, cuando la Corriente Democrática surgió como una chispa de esperanza en medio de la oscuridad política. Ella, junto a otros líderes notables, se alzó con una firmeza, exigiendo un país más justo, un sistema más democrático. Recuerdo su voz, siempre serena pero firme, guiándonos a través de aquellos días turbulentos. Estuvo firme, en el combate contra el fraude del seis de julio de 1988, cuando las sombras salinistas empezaron a oscurecer el horizonte de México.

Su valentía no terminó ahí. Junto a solo otros tres senadores, enarboló la bandera de la resistencia contra las reformas neoliberales de Carlos Salinas. Fue una batalla desigual, pero ella nunca vaciló. Congruente, sólida, íntegra; su figura se alzó como un recordatorio de que la política, cuando se ejerce con principios, puede ser un acto de amor y de justicia.

Y cómo olvidar aquellas reuniones en su casa de la calle Dulce Oliva, en Coyoacán, cuando la lucha aún no tenía oficinas partidarias. Recuerdo su biblioteca, ese vasto acervode libros que revelaba su infinita curiosidad, su deseo constante de aprender, de saber más para hacer más. Entre esas paredes, bajo su mirada sabia, se fraguaban ideas, sueños, y proyectos que habrían de cambiar el destino de muchos.

A lo largo de los años, las anécdotas de su vida se multiplican, y podría pasar horas recordando los momentos que compartimos en nuestra larga travesía política. Pero hay algo más profundo que me conmueve al recordarla, algo que revela su verdadera grandeza. En los tiempos de adversidad, cuando muchos me daban la espalda, cuando el olvido y el silencio me rodeaban, ella siempre preguntaba, con esa voz clara que llevaba fuerza y ternura: “¿Cómo está René?” Se lo preguntaba a Dolores, y esa simple pregunta, en su sencillez, me llenaba de esperanza. Porque así era Ifigenia, generosa hasta el final, atenta a los otros, a quienes sufrían, a quienes necesitaban un gesto de humanidad.

Hoy, que ya no está entre nosotros, su ejemplo sigue siendo un llamado, una bandera en alto. El mejor homenaje que podemos rendirle no es solo recordarla, sino estudiar sus aportes económicos, profundizar en sus ideas, y, sobre todo, tratar de emular su ejemplo. Porque la Maestra Ifigenia no solo nos dejó su obra; nos dejó un camino a seguir, una ética inquebrantable de compromiso, de inteligencia, de generosidad. Su legado perdura en cada uno de nosotros, y el eco de su voz sigue resonando en nuestras conciencias, llamándonos a ser mejores, más justos, más valientes.

Descansa, Maestra, en la eternidad que solo alcanzan los grandes, aquellos que, como tú, nunca se rinden, nunca claudican, y cuya luz seguirá guiándonos, incluso cuando ya no estemos para verla.

6 de octubre de 2024