Grant’s, uno de los tres Blended Scotch más vendidos del mundo, abre las ventanas de su memoria a través de la Whisky Specialist Yesica Flores, para compartir tres anécdotas que forjaron el legado de esta marca de whisky perteneciente a la empresa familiar William Grant & Sons.
Cotorros africanos, cerdos voladores y una bicicleta ruidosa son los tres ingredientes que en esta ocasión dan vida a tres historias de este whisky Triple Wood, Triple Good que cautiva por su sabor, resultado de su maduración en tres tipos de barricas: Bourbon Refill que proporciona un sutil sabor a vainilla; American Oak, que otorga suave dulzor y Virgin Oak, que da un robusto picor.
Cotorros africanos
A finales del siglo XIX, la publicidad en torno al whisky era escasa, hasta que aparecieron los hermanos Pattison, dedicados a la creación de Blended Scotch y quienes dominaban la industria; ellos se habían convertido en el principal cliente de la familia Grant, que en ese entonces sólo tenía las destilerías de Glenfiddich y Balvenie, en donde producían exquisitos Straight Malts. Para darle más promoción a su whisky, los Pattison optan por hacer un anuncio publicitario a lo grande. Su idea consistía en comprar cientos de cotorros africanos, a los cuales enseñarían a decir: “Compra Pattisons’ Whisky”. Además, se aventuraron a realizar un gran pedido de Straight Malts a la familia Grant, pues estaban seguros que lo necesitarían ya que venderían mucho con ayuda de la publicidad. Sin embargo nada resultó como ellos pensaban. Gracias a una llamada telefónica, la familia Grant es alertada de la aprehensión de los Pattison, y preocupados por el destino de los barriles de whisky, solicitan el apoyo de todo el pueblo para ir a detener el tren, que estaba a punto de partir, y que llevaría el cargamento de Straight Malts de Dufftown a Edimburgo; juntos lograron detenerlo y con ello crear el Blended Scotch al cual llamaron con el nombre de la familia: Grant’s, que comenzó a producirse en 1898. Por cierto, los cotorros africanos murieron ya que no soportaron el clima de Escocia. Dicha campaña nunca se llevó a cabo. Sin embargo este episodio impulsó la creación de uno de los mejores Blended Scotch del mundo.
Cerdos voladores
A principios del siglo XX cuando la familia Grant comenzó a comercializar su Blended Scotch, el yerno de William Grant, Charles Gordon comienza a idear estrategias para vender más producto. La labor de Charles no era sencilla, sin embargo comenzó a recorrer Escocia. Sin suerte y algo desesperado, llegaba a casa preguntándose por qué no podía vender. Él sabía que existían varios monopolios de whisky pero confiaba firmemente en la calidad del Blended Scotch de la familia. Una de esas noches, su esposa preguntó si al momento de ir a vender daba a probar el whisky, algo que Charles no había considerado. Al día siguiente en su recorrido de ventas, Charles comenzó a dar pruebas de Grant’s y la historia dio un giro de 180 grados. Cabe señalar que en ese entonces, Grant’s no tenía la hermosa y elegante botella que hoy se conoce. A finales del siglo XIX y principios del siglo XX el whisky se vendía en unas garrafas con forma de cerditos, a las cuales llamaban pigs. Al probar Grant’s, la gente se sorprendía de su calidad frente a otros Blended Scotch. Charles comenzó a vender whisky rápidamente, como Flying Pigs! (¡cerdos voladores!) cuya traducción en México sería: ¡como pan caliente!, pero claro, al decir cerdos, se hacía referencia a las garrafas. Charles es reconocido por la familia Grant como el primer embajador de la marca, publicista y quien tuvo la visión para dar a conocer este Blended Scotch que actualmente se vende en 180 países.
La bicicleta ruidosa
En la década de los 60, y reiterando uno de los pilares de la familia Grant, “Better together”, los hermanos Charles y Alexander “Sandy” Gordon, yernos de William Grant, son asignados para liderar el proyecto de construcción de la destilería Grant’s en la localidad de Girvan. Charles y Sandy aceptan el compromiso, y deciden contratar a 500 trabajadores para que la destilería quedara construida en un año y medio. Sin embargo, la obsesión por el trabajo de Sandy, lo llevó a mudarse al terreno elegido para fundar la destilería. Tal fue el compromiso de Sandy, que colocó una carpa en medio del lugar para vivir y poder supervisar a toda hora, además llevó consigo una bicicleta, que se convirtió en un medio de transporte eficaz para moverse por todo el lugar.