El segundo piso de la 4T: expectativas y contradicciones
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El segundo piso de la 4T: expectativas y contradicciones

Alberto Betancourt Posada*

Claudia Sheimbaum se presenta a sí misma como la posibilidad de construir el segundo piso de la 4T. Concepto importante y huidizo, que vale la pena pensar: ¿Qué significa?, ¿el ideario del presidente?, ¿el programa de un movimiento?, ¿el resultado entre lo que debería ser y lo que realmente es?, ¿el programa contradictorio de un gobierno de coalición formado por fuerzas heterogéneas y hasta contradictorias?

En cualquier caso, la candidatura de Claudia parece imparable. Desde su perfilamiento aquella tarde lluviosa, donde el presidente abrió su paraguas y se fue caminando al restaurante “El Mayor”, ha dado lugar a un fenómeno político siempre complejo, singular e interesante: la transición de una dirigencia a otra. Se ha iniciado un cambio de un estilo muy personal de gobernar del Presidente Andrés Manuel López Obrador, al estilo “es Claudia”, cuyas particularidades van quedando al descubierto conforme avanza la campaña, adquiere libertad de acción y toma decisiones.

Tanto en el escenario más terso (el cambio de estafeta suave y perfectamente acordado), como en uno más ríspido (las cosas se salen un poco de las manos al eclipsarse la figura del Presidente saliente), la transición implicará cambios en las maneras de hacer las cosas, en la capacidad (menor o mayor) de resolver problemas, en la forma de establecer alianzas y resolver las luchas internas. Me gustaría señalar algunos rasgos positivos y otros preocupantes de lo que comienzo a vislumbrar en ese relevo.

Cambio generacional

Claudia representa a una generación más joven dentro del movimiento de la 4T. Proviene del Consejo Estudiantil Universitario (CEU), movimiento que se opuso exitosamente a la aplicación de políticas neoliberales en la Universidad Nacional Autónoma de México. En 1987 protagonizó una huelga apoyada multitudinariamente para defender la gratuidad de la educación pública, gratuita, de calidad y de masas. Ese amplio movimiento estudiantil logró el diálogo público entre estudiantes y autoridades. Cómo olvidar ese episodio histórico transmitido por Radio UNAM, rompiendo récord de oyentes.

El CEU sesionó, deliberó y resolvió mediante nutridas asambleas, en álgidas y saludables polémicas entre históricos y ultras (cuyos diferendos considero siguen siendo vigentes). La huelga se levantó con importantes victorias: conjuró el aumento de cuotas y consiguió la realización de un congreso universitario.

Por supuesto, la historia política de Claudia Sheinbaum tuvo capítulos posteriores muy importantes que vale la pena analizar (sin escatimar méritos, sin caer en idealizaciones), pero en estas líneas solo quiero enfatizar la prosopografía de Claudia Sheinbaum, su pertenencia a una generación emergente. Ahora, los entonces activistas del CEU participan en puestos importantes de la 4T, como la Jefatura de Gobierno (Martí Batres), la Fiscalía General de la Ciudad de México (Ulises Lara), la Suprema Corte de Justicia (Lenia Batres), la Secretarías de Medio Ambiente  (Agustín Ávila).

Salto cualitativo en la participación de las mujeres

La candidatura de Claudia a la presidencia implica un salto cualitativo en la presencia de las mujeres en todos los niveles de gobierno. En la próxima elección federal estarán en juego 20 mil 375 cargos, de los cuáles por ley la mitad deberán ser mujeres. Esta ha sido la primera vez que cinco de las nueve gubernaturas serán encabezadas por candidatas mujeres. La lucha de las mujeres contra el patriarcado, los feminicidios y la discriminación constituye una de las transformaciones más profundas de la sociedad mexicana.

La postulación de Claudia representa un avance trascendental que permitirá una interpelación más fluida con los movimientos feministas, sobre todo, si lo comparamos con los graves desencuentros entre el Presidente López Obrador y amplios segmentos del movimiento feminista y las madres buscadoras; y buena relación con la comunidad científica.

En claro contrapunto con la forma como, se elaboraron en 2017 la plataforma electoral y el Plan Nacional de Desarrollo, en 2023-24 Claudia Sheinbaum ha convocado a un importante proceso de formación de comunidades de expertos para la elaboración de un proyecto de país. Los llamados “Diálogos por la Transformación” son 40 grupos donde participan alrededor de 400 personas, quienes elaboran propuestas para un eventual programa de gobierno en temas como derechos de la mujer, soberanía energética, derechos sociales, bienestar y reducción de la desigualdad, salud, pueblos originarios, desarrollo rural, soberanía alimentaria, medio ambiente, agua y recursos naturales.

Por su formación y disposición es de esperarse que Sheinbaum dará un nuevo impulso a la educación, las ciencias y las humanidades. La comunidad de científicos y humanistas involucrados en su campaña y en el diseño de políticas públicas, augura una atención más importante a educación, ciencia, tecnología y las humanidades. Así lo mostró la reunión celebrada el pasado 30 de abril, en la Antigua Escuela de Medicina, donde la candidata habló de un “salto cualitativo”, ante unos 400 científicos y humanistas.

Aspectos negativos: la tentación fáustica

Entre los cambios actualmente en curso con la renovación del liderazgo en la 4T, preocupa, lo que podría considerarse peligrosamente fáustico. Es decir hacer pactos para ganar aunque “se venda el alma”. La alianza “Sigamos Haciendo Historia» ha establecido alianza con el Partido Verde (caja chica del PRI). Veo difícil que incluso el más flexible y pragmático código de ética política de izquierda pudiera evitar una revulsión, al escuchar de labios de Claudia: “Que viva el Partido Verde”.

Además, durante su campaña abrió la puerta a numerosas figuras priistas en el Estado de México y Yucatán, ha dejado decisiones muy importantes en manos de Mario Delgado y Ricardo Monreal. Se saturó de entusiastas promotores de la integración económica de México a Estados Unidos como Tatiana Clouthier o Marcelo Ebrard, y ha incorporado a su equipo panistas que defendieron apasionadamente a Felipe Calderón, como Javier Corral. En ese contexto las fuerzas de izquierda al interior de Morena han sido dramáticamente relegadas.

La oligarquía chiapaneca se sube al carro de la 4T

La inminencia del triunfo de Claudia ha suscitado una cargada priista, panista y verde que se codea para subirse a los templetes de la campaña de 4T y obtener puestos de elección popular. En Chiapas por poner un ejemplo, existe una alianza (éticamente injustificable) entre el grupo Tabasco (los políticos tabasqueños vinculados al Presidente de la República), los viejos priistas locales y el Partido Verde.

Esa nueva-vieja clase política ha hecho cuantiosos negocios con los recursos naturales del estado; incapaz de contener el avance del crimen organizado y desbordada por la compleja crisis migratoria. De acuerdo con Luis Hernández Navarro (“Chapulineo chiapaneco”, La Jornada, 23 de abril 2024) Claudia Sheinbaum afirmó al llegar a Chiapas: aquí el PRIAN desapareció. Pero dice Luis Hernández le faltó agregar: “ahora está en MORENA”. En ese texto el director de opinión de La Jornada y conocedor de la política chiapaneca, plantea dos ejemplos contundentes.

Eduardo Ramírez, el candidato a gobernador de la coalición “Sigamos Haciendo Historia”, autonombrado con toda modestia “El jaguar negro”, se afilió al partido Verde en 2008, fue durante 9 años feroz anti-lopezobradorista. Posteriormente, fue alcalde de Comitán muy cercano al “Güero Velasco” (a quien dicen los conocedores de la política local, el Presidente le tiene un gran cariño personal por las atenciones que recibió de su abuelo). Eduardo Ramírez fue Secretario de Gobierno, de 2010 a 2013, diputado local en 2015 periodo en que presidió el congreso local; actualmente, es senador. De acuerdo con Hernández Navarro, por donde él pasaba crecía el poder del “Señor de la frontera sur”. El periodista Ernesto Ledezma documentó su relación con el grupo delictivo “Chamula Power” y con el “Pixtol”, administrador de los puestos del mercado de San Cristóbal, ahora sede de narcomenudeo. El otro personaje emblemático del pacto fáustico (hay que hacer alianzas con quien sea para obtener la mayoría calificada) es Jorge Constantino Kanter. Según Hernández Navarro Constantino es: “señor de horca y cuchillo, y gustaba decir que en Chiapas ‘vale más la vida de un pollo que la vida de un indio’”.

En 1994 participó en un acto de violencia contra los estudiantes de la caravana estudiantil “Ricardo Pozas”, que intentaban cruzar Altamirano, para llevar alimentos a la comunidad tojolabal llamada Nueva Morelia. En aquel entonces la caravana fue retenida en las afueras de Altamirano por un retén del Ejército. Los oficiales a cargo dijeron que requerían pedir instrucciones al alto mando para dejarlos pasar. Los retuvieron cerca de 30 minutos. Según diversos testimonios, mientras tanto Jorge Constantino Kantor azuzó a una multitud en la plaza de Altamirano, acusando a los estudiantes de la UNAM de abastecer a los zapatistas que les habían robado las vacas.

Cuando la multitud estaba suficientemente exaltada, el retén militar dejó pasar el camión de los estudiantes, quienes fueron recibidos por una turba enardecida (afortunadamente salieron con bien). Jorge Constantino Kantor, después del PRI militó en MORENA, más tarde brincó al Verde. Durante la actual campaña Roberto Rubio Montejo, delegado del Verde en Chiapas dijo: Es un gusto darle la bienvenida a Jorge Constantino.

Desde una perspectiva de izquierda, no se puede renunciar a la ética política. Obviamente, no existe un instructivo al respecto, lo que supone la responsabilidad permanente de dilucidar cómo defender, actualizar, viabilizar los principios básicos de un proyecto que aspira a construir un mundo digno para todos. Creo que la izquierda social dentro y fuera de la 4T está llamada a jugar un papel fundamental en el reclamo de una ética política post-maquiavélica que exija coherencia entre medios y fines.

17 Coordinadores de los foros de “Diálogos por la transformación»:

  1. Juan Ramón de la Fuente, exrector de la UNAM, exrepresentante de México ante la ONU. Coordinador.
  2. Javier Corral, exgobernador de Chihuahua y expanista.
  3. Gerardo Esquivel, economista y exsubgobernador del Banco de México.
  4. Omar García Harfuch, exsecretario de Seguridad Ciudadana del Gobierno de la CDMX y exaspirante a la Jefatura de Gobierno.
  5. Alta Gracia Gómez Sierra, presidenta del Consejo de Administración del Grupo Minsa.
  6. Susana Harp, senadora por Oaxaca y artista.
  7. Jorge Marcial Islas Samperio, científico especialista en transición energética y mitigación del cambio climático.
  8. David Kershenobich, expresidente de la Academia Mexicana de Medicina
  9. Lorenzo Meyer, académico e historiador.
  10. Irma Pineda Santiago, poetisa zapoteca, promotora de derechos de pueblos originarios.
  11. Rosaura Ruiz, exsecretaria de Educación, Ciencia y Tecnología del Gobierno de la CDMX.
  12. Olga Sánchez Cordero, exsecretaria de Gobernación y senadora.
  13. Violeta Vázquez Rojas Maldonado, lingüista.
  14. Arturo Zaldívar Lelo de la Rea, jurista y ministro en retiro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
  15. José Antonio Peña Merino, exdirector de la Agencia Digital de Innovación Pública (ADIP) del Gobierno de la CDMX.
  16. Diana Alarcón González, excoordinadora de Asunto Internacionales del Gobierno de la CDMX.
  17. Juan Antonio Berdegué Sacristán, ingeniero agrónomo y doctor en Ciencias Sociales.

*Analista internacional y Catedrático

24 de junio de 2024