
Gabriel Sosa Plata*
Australia estableció un límite legal al acceso de niñas, niños y adolescentes (NNA) a las redes sociales, luego de años de investigaciones que pusieron en evidencia los efectos de estas plataformas en la salud mental, la exposición a riesgos y la capacidad de autorregulación de las infancias. En México ¿deberíamos seguir el mismo camino? ¿es posible?
En 2024, el Parlamento australiano aprobó reformas a la llamada Ley de Seguridad en Línea (Online Safety Act) para establecer una edad mínima de 16 años para tener cuentas en redes sociales. La medida entró en vigor este mes de diciembre y tiene una característica peculiar: no criminaliza a las y los menores ni responsabiliza a las familias, sino que traslada la obligación a plataformas como Facebook e Instagram, las cuales deberán demostrar que tomaron “medidas razonables” para impedir el registro de NNA.
Como era previsible, hubo y hay reacciones en contra. Se ha hablado de “censura”, de “control estatal” y, claro, de “violación a la libertad de expresión”.
Sin embargo, el enfoque australiano es quirúrgico, ya que no regula contenidos ni opiniones; regula condiciones de acceso a servicios diseñados con arquitecturas adictivas y modelos de negocio que se benefician de la atención prolongada, con un impacto brutal en menores de edad.
Como se ha demostrado, el uso intensivo de redes sociales puede generar ansiedad, depresión, trastornos del sueño, acoso digital y exposición a contenidos inapropiados, tanto en adultos como en NNA. Por eso el Estado aplicó una protección reforzada de los derechos de las infancias.
Y se convirtió, qué bueno, en ejemplo mundial.
Dinamarca ya anunció su intención de avanzar hacia una restricción similar, con una edad mínima de 15 años y posibles esquemas de consentimiento parental.
Noruega discute elevar la edad legal para el uso de redes sociales.
España trabaja en propuestas para fijar el umbral en 16 años y desarrollar mecanismos técnicos que lo hagan exigible.
Francia, que ya exige consentimiento parental para menores de 15, ha abierto el debate para endurecer su marco normativo.
Incluso fuera de Europa, países como Malasia han anunciado planes para prohibir el acceso a redes sociales a menores de 16 años a partir de 2026.
En Corea del Sur, autoridades regulatorias han citado explícitamente el modelo australiano como referencia para futuras restricciones orientadas a la protección de adolescentes.

¿Y México?
En nuestro país el debate ya está sobre la mesa, aunque de manera fragmentada, sin una política pública integral.
Por ejemplo, apenas el pasado 2 de diciembre, el Senado aprobó un dictamen para reformar el artículo 101 Bis 1 de la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, orientado a garantizar la seguridad digital de niñas, niños y adolescentes.
El dictamen aprobado por unanimidad, con 80 votos, señala que “la seguridad digital se presenta como un aspecto fundamental para promover y garantizar su desarrollo integral, toda vez que se debe resguardar su privacidad, evitar la comisión de delitos cibernéticos y promover un entorno sano para su crecimiento emocional y educativo”.
Se trataría, sobre todo, de impulsar una política pública al respecto.
Existen también iniciativas legislativas que plantean limitar la creación de perfiles en redes sociales a personas mayores de 16 años, una propuesta que, aunque todavía en fase de iniciativa (una de ellas se presentó en abril de este año), se acerca mucho al modelo australiano
Paralelamente, se han presentado proyectos para fortalecer controles parentales, regular la explotación de menores en contenidos digitales monetizados y atender riesgos derivados del uso de inteligencia artificial.
En el ámbito estatal, los márgenes son más estrechos, pero no inexistentes.
Como es ampliamente conocido, Querétaro impuso restricciones al uso de redes sociales para menores de 14 años y medidas para limitar el uso de teléfonos inteligentes en escuelas.
El Estado de México y Nuevo León discuten iniciativas similares centradas en el entorno escolar, la prevención del acoso digital y la protección integral de niñas, niños y adolescentes.
El gran problema de estas propuestas es que las entidades federativas no pueden regular directamente a las plataformas globales, pero sí pueden incidir en educación, acompañamiento parental, prevención y cultura digital, lo que no deja de ser muy positivo.
La apuesta, pues, es fundamentalmente federal y, tarde o temprano, México tendrá que enfrentar este enorme reto y los intereses de las poderosas empresas tecnológicas de manera integral. No hay opción. Y no es un tema de censura. Ni tampoco debería ser de supuestas violaciones a los acuerdos comerciales. Hablamos de la tutela de derechos fundamentales y del interés superior de la niñez, tal como lo establece nuestra Constitución. Ni más ni menos.
Adiós al Chamuco TV
La salida del aire de El Chamuco TV generó conversación en medios digitales y redes sociales. Independientemente de las lecturas polarizadas, debemos reconocer que se trata del cierre de uno de los programas que dejó huella en la televisión pública mexicana durante los últimos años.
El Chamuco TV fue una apuesta singular de sátira política y análisis, con una línea editorial clara y explícita de apoyo a la 4T, sin matices, sin engaños, sin esa “imparcialidad” que supuestamente ofrecen muchos otros programas, principalmente de la TV comercial.
El programa contó con la participación de reconocidos caricaturistas y moneros como Rafael Barajas “El Fisgón”, José Hernández, Rafael Pineda “Rapé” y el recordado Antonio Helguera, entre otros colaboradores habituales, quienes trasladaron al lenguaje televisivo el espíritu crítico e irreverente de sus caricaturas en medios impresos, incluida la revista El Chamuco.
Uno de los personajes fundamentales en esta historia es el cineasta Armando Casas, quien durante su gestión como titular de TV UNAM, apostó por un formato que combinara humor político, reflexión y entrevistas, y que posteriormente encontró espacio también en otros canales de la televisión pública.
El Chamuco TV surgió desde la TV universitaria. Debemos recalcarlo. Una muestra clara de cómo en los medios públicos hay una apuesta permanente a la apertura, la experimentación y la crítica. Enhorabuena por lo que fue, lo que significó y lo que viene para estos grandes caricaturistas.
UAM Radio: ¡sorpresa sonora navideña!
Y ya que hablamos de medios universitarios, UAM Radio 94.1 FM, emisora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), tiene preparada una sorpresa sonora con motivo de la Navidad: el programa especial “Noche ¿buena? Pregunta seria”. Una mirada a quienes están detrás de las luces y decoraciones.
A través de diversos testimonios, el programa abordará experiencias y sentires que suelen quedar fuera de la narrativa idealizada de la Navidad. La música acompaña y potencia la dimensión emocional de estas historias, para crear atmósferas que dialogan con lo que se narra y se escucha. Se trata de un emotivo cuento navideño con historias reales y una reflexión necesaria para cerrar el año.
¡Imperdible!
Transmisión el miércoles 24 de diciembre a las 17:00 horas y retransmisión el 31 de diciembre a la misma hora. En ambos días, también habrá una selecta programación musical, de la que no que querrás despegarte. Sigue las transmisiones en el 94.1 de FM, en línea https://uamradio.uam.mx/ o en la app de UAM Radio.
* Profesor e investigador de la UAM-Xochimilco y periodista. Defensor de audiencias. Conduce el programa Media 20.1 en TV UNAM.





