Caso Vallarta-Cassez: relación mediática–criminal con García Luna
Derechos Humanos, Justicia, Seguridad

Caso Vallarta-Cassez: relación mediática–criminal con García Luna

Gerardo Israel Montes*

Después de que la noche del 31 de julio fuera notificado de la sentencia absolutoria dictada por Mariana Vieyra Valdez, jueza Tercera de Distrito en Materia Penal Federal, con sede en Toluca al no contar con elementos probatorios por secuestro (seis personas), posesión y portación de arma de fuego, entre otros, Israel Vallarta Cisneros salió del penal de máxima seguridad del Altiplano, la noche del 1 de agosto, generando con ello reacciones desmesuradas de comunicadores afines al prianismo.

El caso de Vallarta-Cassez muestra como ningún otro caso, el vínculo de complicidad mediática-criminal entre los políticos del prianismo y los informadores al servicio de la derecha mexicana, quienes continúan con el libreto escrito hace 20 años por el superpolicía panista (y realizado por su subalterno Luis Cárdenas Palomino), cuyo argumento principal se basa en culpabilizar a Vallarta y a la francesa Florence Cassez por los secuestros que les imputaron en un entramado de enredos judiciales y mediáticos.

Estos comunicadores son incapaces de hablar sobre las probadas conductas criminales de un personaje tan siniestro como Genaro García Luna, de quien hay antecedentes que revelan que desde joven destacó por ser un violento maleante. “Era un gandalla maldito (…) Así lo recuerdan algunos de sus ex compañeros de secundaria”, de acuerdo con el relato del periodista Francisco Cruz en su libro García Luna.

El Señor de la Muerte.

Conocer la obscura historia de García Luna es necesaria para entender su actuar criminal al frente de las instituciones que dirigió, donde el montaje en el rancho “Las Chinitas” es sólo uno de los múltiples delitos cometidos como servidor público. García Luna –de acuerdo con Francisco Cruz– nació en julio de 1968 en la calle Herón Proal 6, en la colonia Primero de Mayo alcaldía Venustiano Carranza, “una cuadra conocida entonces como la Bolsa, porque agentes del Servicio Secreto contaban y se repartían allí ganancias de sus pillerías, asaltos y control de delincuentes de la zona”.

En su adolescencia fue conocido con el mote de “Chango”, aunque “uno de los viejos estudiantes de la secundaria 70” en donde estudió el superpolicía panista, recuerda que le pusieron “Chango” para evitar uno más agresivo: “Gorila”, ya que en ese entonces el joven García Luna, de 15 y 16 años, “se le veía acompañado por un par de malencarados agentes de la DIPD, el Servicio Secreto o grupo de Servicios Especiales de la policía de la Ciudad de México.

Este grupo tenía la mala fama de encargarse, en todo el país, de torturar, desaparecer, extorsionar, ejecutar extrajudicialmente y reprimir”. Genaro García Luna era el “oreja” o “halcón” de esos dos agentes, quienes tenían una pandilla dedicada al robo, la cual se desintegró a mediados de los ochenta.

García Luna creo su propia banda de asaltantes de casa habitación, cuyos integrantes se introdujeron, la noche del 25 de diciembre de 1987, a la vivienda de un comerciante del mercado de la Romero Rubio, sustrayendo “unos 250 millones de pesos”, según quedó asentado en la 1a/9455/987. Sin embargo, “dos agentes de la ahora desaparecida Policía Secreta presionaron y amenazaron de muerte al agente del Ministerio Público para no incluir el nombre de Genero García Luna” en dicha averiguación, sostiene Cruz.

“Pero estos orígenes son parte de la información que García Luna intentó mantener soterrada” gracias a la ayuda mediática: “complacientes mientras recibían carretadas de dinero, los medios y algunos de sus principales comunicadores, en ocasiones hasta mercenarios, ignoraron el pasado, los altibajos emocionales o ánimos cambiantes, inseguridades y complejos de García Luna”, apunta Francisco Cruz.

De acuerdo con Francisco Cruz, ya como funcionario en instituciones de seguridad, en las comidas con la gente de su primer círculo García Luna ponía énfasis en la importancia de “alimentar los chismes y los rumores”. Esta filosofía particular del superpolicía panista se desplegó al máximo para enredar el caso de la supuesta banda de “Los Zodiaco” lidereada por Israel Vallarta.

Aferrarse al libreto del superpolicía

Tras la liberación de Vallarta a principios de agosto, varios de los medios y “periodistas” mercenarios insisten en sostener la narrativa ficticia creada por el superpolicía panista en torno al caso Vallarta-Cassez.

Por ignorancia supina o quizá por cinismo puro, en su noticiero del 1 de agosto en Grupo Fórmula, Ciro Gómez Leyva omitió referirse al expediente del caso para centrarse en la falacia del montaje: “Sí había víctimas en el lugar. Sí era el lugar, pues donde vivía este señor Israel Vallarta”, pero, al querer dar “un realce a la detención de esta persona, la liberación de los secuestrados, se cometió aquel error, reconocido por todos, por el medio de comunicación, por Genero García Luna (…) de haber aplazado o haber hecho esperar a los secuestradores para poderlos grabar. Es eso lo que llaman el montaje y con eso llevan 20 años acusando, golpeando, creando versiones”.

Es decir, para Gómez Leyva es indigno que se use la fabricación del montaje para cuestionar (golpear dice él) tanto a las autoridades que ejecutaron dicha recreación, como a los medios y comunicadores que le dieron cobertura: Televisa con el conductor Carlos Loret de Mola y el reportero Pablo Reinha. TV Azteca con su presentador de noticias Sergio Vicke y la reportera Ana María Gámez; quienes se prestaron a ese engaño lamentable a la ciudadanía.

Además de no importarle el hecho de que las personas secuestradas y supuestamente rescatadas del rancho, tuvieran que alargar su vivencia traumática para satisfacer las ansias publicitarias del entonces titular de la AFI, con su postura Gómez Leyva avala hechos deshonestos e ilegales. Entre ellos: la detención real de Vallarta y Cassez se realizó un día antes, y luego fueron trasladados a las instalaciones de la Procuraduría General de la República. En ese lugar Vallarta fue brutalmente torturado para incriminarse y Cassez fue vejada por los elementos de la AFI. Además, del papel de crueles inquisidores y juzgadores que jugaron los reporteros de Televisa y TV Azteca “(…) él era el jefe de la banda” aseguró sin pruebas Reinah; “Israel Vallarta Cisneros, quien ya confesó”, aseguró Gámez durante su reporte en vivo. La reportera manipuló supuestas evidencias al recoger dos balas tiradas en la hierba del rancho.

En cuanto a la referencia de que se fueron “creando versiones”, al parecer Gómez se refirió a las investigaciones serias que se han realizado en torno a este caso y que indagaron más allá de la narrativa falsa que instauró García Luna. Paradójicamente, dio mayor peso a los testimonios de una empresaria fabricadora de culpables, que con el tiempo se convirtió en una seudo activista social: “lástima que no podamos escuchar la voz de Isabel Miranda de Wallace que siguió este caso, pero bueno, ya no la podremos escuchar. Sabemos que hay toda una posición de periodistas, ¿no? que han escrito libros, que han escrito novelas(…)”.

El 4 de agosto, Gómez Leyva abrió sus micrófonos a otra seudoactivista amiga del criminal Genaro García Luna: María Elena Morera, personaje que en 2009, desde la Asociación México Unido Contra la Delincuencia que preside, recibió 4 millones 256 mil pesos en “donativos” de parte de la Secretaría de Seguridad Pública, encabezada entonces por el superpolicía panista.

Con total desvergüenza, en su intervención Morera repitió el guion inventado por el criminal García Luna: “las víctimas no son irreales, son reales”, aseguró, mencionando, entre otros, a Cristina Ríos y su hijo Christian, así como a Ezequiel Elizalde. Después la amiga de García Luna mencionó “que no hubo un seguimiento a las víctimas”, ignorando las investigaciones periodísticas serias que descubrieron las presiones que recibieron las víctimas de los policías al mando de García Luna, para ir moldeando sus declaraciones al libreto oficial.

La misma información sesgada fue utilizada el 5 de agosto por los comunicadores Jorge Fernández Meléndez y Bibiana Belssaso en su programa “Todo Personal” que se transmite en ADN40, el canal robado por Ricardo Salinas Pliego, dueño de Grupo Salinas, cuya filial, Adamantium Private Security Services, dedicada a la seguridad privada y el espionaje, que fue dirigida por Luis Cárdenas Palomino, preso desde julio de 2021 por las torturas que instigó y cometió en abril de 2012 en contra de 4 personas, entre ellas al hermano y a un sobrino de Israel Vallarta, con el objetivo de que aceptaran ser integrantes de la supuesta banda de “Los Zodiaco”.

“La liberación de Israel Vallarta es inconcebible. Pudo haber un montaje o no al momento de su detención, pero lo cierto es que son, por lo menos, seis secuestrados por Vallarta que lo denunciaron y lo reconocieron”, dijo una desinformada Belsasso; mientras que Meléndez achacó veladamente la responsabilidad de los secuestros que, se cometieron durante el gobierno de Fox, al entonces jefe de Gobierno capitalino. “Es una historia que viene de 20 años atrás, cuando López Obrador era jefe de gobierno de la ciudad de México. El país, pero sobre todo la ciudad de México, estaba azotado por una ola de secuestros y asesinatos”.

Conferencia del 10 de febrero de 2006

La realidad es que esta narrativa utilizada por los informadores de la derecha, es una reproducción de las líneas discursivas que esgrimieron durante una conferencia de prensa realizada el 10 de febrero de 2006, el entonces procurador Francisco Cabeza de Vaca, el subprocurador José Luis Santiago Vasconcelos y el propio García Luna.

Ante la insistencia de los reporteros sobre las consecuencias que el montaje televisivo tendría para el proceso penal, estos funcionarios criticaron esas aseveraciones y criticaron a los periodistas de velar por la impunidad, favorecer al crimen organizado y perjudicar a las víctimas. “(…) la prioridad número uno son las víctimas (…) es vergonzoso, es penoso que se crea que es un montaje, cuando hay una víctima de 11 años, una señora secuestrada, un joven que duraron 3 meses secuestrados”, dijo aquella vez García Luna, como bien lo recuperó la periodista Emanuelle Steels en su libro: El Teatro del Engaño, buscando a los Zodiaco, la banda de secuestradores que nunca existió.

“El sufrimiento de las víctimas sirve y servirá siempre como escudo para eludir cualquier pregunta sobre la investigación”, escribió Steels al reflexionar sobre aquella conferencia de febrero de 2006. Conocedora de este caso, la reportera nacida en Bruselas, Bélgica, no es un referente para los medios y comunicadores al servicio de García Luna, debido a que el conocimiento que posee sobre el tema derrumba los diferentes montajes y enredos que montó el criminal ex superpolicía. De leer su libro cualquiera de los seudoperiodistas prianistas se enterarían de varias cuestiones, entre ellas:

  • Que la detención real fue el 8 de diciembre.
  • Las torturas brutales que recibió Vallarta.
  • Los golpes que Cárdenas Palomino propinó a Florence Cassez para que se inculpara y siguiera el libreto del montaje televisivo.

En su declaración inicial, los cuatro policías de la AFI que participaron en la detención del 9 de diciembre, sostuvieron que ingresaron al rancho a las 7:15 de la mañana, pero la transmisión televisiva del rescate inició a las 6:47; meses después estos policías modificarían sus declaraciones.

Asimismo, Ángel Olmos Morán, vecino de Topilejo y entrevistado por Steels, contó que el 5 de diciembre de 2005 entró al rancho “Las Chinitas” para ayudar a Vallarta con labores de limpieza. Al ingresar al cuarto en donde supuestamente se encontró a las víctimas el 9 de diciembre, aseguró que no había nadie. “El hombre no podía olvidar que había entrado un lunes en un cuarto donde dirían, cuatro días después, que había gente secuestrada, gente que supuestamente llevaba dos semanas recluida”. “Pero ahí no había nadie, sostiene con aplomo”.

En lo que respecta a los tres secuestrados “rescatados” en el rancho “Las Chinitas”, que en primera instancia culparon a Cassez y Vallarta, con el tiempo fueron modificando sus declaraciones. En el caso de su secuestro, Ezequiel Elizalde Flores identificó a “dos amigos de su suegra como sus secuestradores(…). Durante la lectura del expediente, me impactó que Ezequiel hablara más de sus sospechas hacia su suegra y su entorno, que de Vallarta y Cassez”, apuntó Steels.

Además, un tío de Ezequiel, de nombre Fernando Flores Bonilla, quien en octubre de 2005 denunció que, tras el secuestro de su sobrino, recibió llamadas telefónicas en donde lo amenazaron de muerte, curiosamente estaba adscrito a la Dirección General de Operaciones de la AFI, instancia que participó en el montaje televisivo bajo las órdenes de Javier Garza Palacios.

En el caso de Cristina Ríos Valladares y su hijo Christian Ramírez Ríos, Raúl Ramírez Chávez, esposo de Cristina y padre del niño, concedió una entrevista en noviembre de 2014 a Steels y a la periodista Anne Vigna, en donde externó que se sentía defraudado de las autoridades y habló profundamente sobre “los miembros de su propia familia que consideraba autores del secuestro”. Entre estos estaban Joaquín Rueda Carrillo y su hijo Edgar Rueda, esposo e hijo de Eréndira Parra, hermana de la ex esposa de Raúl, de nombre Cyntia Parra Silva.

En agosto de 2009, recuerda en su libro Steels, cuando la familia Ramírez Ríos acudió al Ministerio Público para reconocer a Vallarta y otros supuestos miembros de la banda de “Los Zodiaco”, “Cristina alegó(…) haber sido secuestrada y violada por Édgar y su padre. Christian afirmó por primera vez con seguridad que la voz del secuestrador era la de su primo” Raúl.

Evidentemente, los comunicadores y supuestos integrantes de la sociedad civil aleccionados por García Luna, no refieren el papel central que en este caso tiene Eduardo Margolis, empresario e integrante de la comunidad judía que, todo indica, se quiso vengar del hermano de Cassez, Sébastien, por problemas que tuvieron en una empresa en donde eran socios. Un dato relevante es que todas las víctimas rescatadas en el rancho “Las Chinitas” tenían relación con Margolis: Cristina Ríos habría sido su ama de llaves o empleada doméstica; mientras Enrique Elizalde, el padre de Ezequiel, habría trabajado para Margolis y estaba especializado en telecomunicaciones y espionaje.

De acuerdo con Steels, Cristina, Christian y Ezequiel “habrían asumido el papel de víctimas de Vallarta y Cassez a petición de Margolis”, quien, de acuerdo con la periodista belga, comentó: “A alguien se le ocurrió hacer una telenovela de esto, porque se veía muy bonito que un mexicano secuestrador tuviera una novia francesa (…). Y eso, no implica que Israel fuera culpable (…) A los policías que inventaron toda esa tontería los deberían de arrestar y darles un castigo. Yo me he peleado muchas veces con ellos, García Luna y Cárdenas Palomino”.

Pero a pesar de que está preso en Estados Unidos, García Luna se encargó que sus diversos montajes entorno al caso Cassez-Vallarta se mantengan vivos, con el apoyo de sus amigos “periodistas” quienes algo de espíritu delincuencial deben tener para sostener la narrativa de un personaje tan obscuro y de malas entrañas como el superpolicía panista.

*Periodista y analista.

23 de septiembre de 2025