La mañana de este lunes 21 de abril, el cardenal camarlengo Kevin Farrell anunció en un video el fallecimiento del papa Francisco: “A las 7:35 de esta mañana (hora local), el obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre. Dedicó toda su vida al servicio del Señor y de su Iglesia”.
Farrell, encargado de llevar la transición del nuevo Papa, expresó sus condolencias agregando que “nos ha enseñado a vivir los valores del Evangelio con fidelidad, valentía y amor universal, en modo particular a favor de los más pobres y los marginados. Con inmensa gratitud por su ejemplo de verdadero discípulo del Señor Jesús, encomendamos el alma del papa Francisco al infinito amor misericordioso del Dios Uno y Trino”.
El Vaticano informó que la causa de muerte fue un ictus cerebral y un colapso cardiovascular irreversible.
Jorge Mario Bergoglio nació el 17 de diciembre de 1936 en el barrio Flores, en Buenos Aires, Argentina, y fue el mayor de cinco hermanos de una familia católica. Fue elegido el 13 de marzo de 2013 en la quinta votación del segundo día del cónclave tras la renuncia de Benedicto XVI al Pontificado, y quien, por voluntad propia, eligió ser nombrado Francisco en honor al santo de Asís.
Fue el primer argentino en ocupar el cargo, el primero proveniente de América y también el primer jesuita, la mayor orden religiosa católica hoy en día.

Aunque en un inicio Bergoglio se diplomó como técnico químico, decidió emprender su camino en el sacerdocio entrando al seminario diocesano de Villa Devoto, y posteriormente ingresó en la Compañía de Jesús como novicio en Santiago de Chile, en 1958, convirtiéndose después en Provincial de los Jesuitas de Argentina y arzobispo de Buenos Aires.
Sus ideas políticas sobre temas sociales y de derechos humanos relacionados con los sectores vulnerables le generaron muchos problemas, pero también permitió que la gente sintiera un mayor acercamiento respecto a la Iglesia y puso sobre la mesa la relación de la institución con personas de la comunidad LGBT y organizaciones feministas.
El Papa sugirió también que la Iglesia propiciara la unión civil entre personas del mismo sexo, pero su postura fue rechazada. Además, el tema del aborto no fue excluido del pensamiento del Pontífice y consideró que debía discutirse desde la mirada religiosa. Además, se mostraba en contra de los actos cometidos contra los migrantes y pretendía reforzar el diálogo con las comunidades vulnerables aunque no fueran católicas.
Su visita a México
Para reforzar los lazos entre México y el Vaticano, el papa Francisco llegó a México el 12 de febrero de 2016, y fue recibido un día después por el entonces presidente Enrique Peña Nieto en Palacio Nacional.
Ese mismo día, se reunió con los obispos de México en la Catedral Metropolitana, y brindó un discurso sobre la labor pastoral: “La Iglesia no necesita de la oscuridad para trabajar… no se dejen corromper por el materialismo trivial ni por las ilusiones seductoras de los acuerdos debajo de la mesa…”.
Posteriormente, el Papa se dirigió a la Basílica de Guadalupe, en donde se congregaron cerca de 50 mil personas para escuchar su misa.
El 14 de febrero de 2016, Francisco se dirigió a Ecatepec, Estado de México, donde ofició una misa ante 400 mil personas en el predio conocido como “El Caracol”. Su mensaje se dirigió contra el enriquecimiento, la vanidad y la corrupción, haciendo alusión a que “con el demonio no se pude dialogar porque nos va a ganar siempre”, además de que oró por los migrantes fallecidos en su intento por llegar a Estados Unidos.
Después se dirigió al Hospital Infantil de México Federico Gómez para convivir con las infancias enfermas de cáncer.
Al día siguiente, el Papa fue a Chiapas, uno de los estados más pobres del país, en donde dio una misa dedicada a los pueblos indígenas y en la que ofreció disculpas por la discriminación hacia estas comunidades, tanto en México como en América Latina.

Tras ello se dirigió a la capital de ese estado, Tuxtla Gutiérrez, para un encuentro con las familias, y donde habló sobre las “familias perfectas”, expresando que “es conveniente que de vez en cuando discutan… el único consejo es que no terminen el día sin hacer la paz”.
El 16 de febrero de 2016, Francisco estuvo en Morelia, Michoacán, donde se encontró con representantes de colegios privados, ministros de otros cultos religiosos, seminaristas y también con niños y niñas.
El 17 de febrero, en su último día de visita en México, el Papa llegó a Ciudad Juárez, Chihuahua, y ofició una misa cerca de la frontera donde bendijo una cruz en solidaridad con los migrantes que fallecieron al buscar mejores oportunidades. Tras una ceremonia en la urbe fronteriza, Francisco se despidió de tierras mexicanas y regresó por la noche a Roma.
El papa y el futbol
Una de las características más destacables del difunto Pontífice fue su humildad, pues renunció a las distintas comodidades que le brindaban en la sede religiosa por el cargo que ocupaba y prefería vivir en un departamento pequeño, además de que se negó a transportarse en limosina y optaba por el transporte público.
Asimismo, Bergoglio nunca ocultó su gran pasión por el futbol. Pese a su poca habilidad con el balón, fue un hincha del Club Atlético San Lorenzo de Almagro y de la Selección Argentina.
Además, el Papa consideró al futbol como un deporte que te enseña lecciones sobre la vida misma y a través del cual es posible difundir un mensaje de paz y esperanza. “A menudo hacía de portero, una buena posición que le entrena a uno a encarar la realidad, a enfrentarse a los problemas; puede que no sepas de dónde viene exactamente la pelota, pero eso no importa, tienes que tratar de detenerla. Como en la vida”, explicó en su autobiografía.

Fue un socio activo del Club Atlético San Lorenzo de Almagro, y el equipo no omitió dedicarle unas palabras tras su fallecimiento: “Nunca fue uno más y siempre fue uno de los nuestros. Cuervo de niño y de hombre… Cuervo como sacerdote y Cardenal… Cuervo también como Papa… ¡Adiós, gracias y hasta siempre! ¡Estaremos juntos por la eternidad!”.
Francisco no sólo será recordado por haber sido el primer Papa de origen latinoamericano en ocupar el cargo, sino también por su inigualable sentido humanitario y por no pensar en los problemas sociales y políticos de la actualidad como algo prescindible para la Iglesia, sino como temas que la institución debería replantearse para estar más cerca de la gente, propagando el amor al prójimo y la solidaridad con los más necesitados.
Itzel Cruz